Dubai, el escenario donde Karl Lagerfeld presentó al mundo su idilio en el Medio Oriente.
Un desfile que vislumbró Las Mil y Una Noches al estilo parisino de alta costura, una combinación que sólo podría darse en sueños o en la mente de un diseñador consagrado, ícono de toda una generación.
La magia consiste en mantenerse fiel a la esencia de Chanel y adaptar sorprendentemente las culturas que toma como inspiración.
Chanel retoma con fuerza la tendencia monocromática en blanco y negro, con su distintivo tweed y muselina. Elementos clave para la elegancia orgánica y sin esfuerzos.
Las siluetas holgadas, las túnicas y la ligereza del movimiento de las telas fueron representativas de su inspiración oriental. El blanco realzó su elegancia.
Los rojos y granatas robaron protagonismo por la belleza de los tejidos y la audacia de los estampados tropicales. Los kaftanes declararon su innegable supremacía.
Los tonos dorados y camel se reinventaron, siendo la combinación perfecta entre el estilo clásico con aires del Medio Oriente y la sofisticación de las pasarelas urbanas.
La colección de crucero se mostró en tonos como el negro y el azul zafiro, lo cual le dio un toque de sobriedad al protagonismo del tweed multicolor y los tejidos de aires florales.
Las flores al puro estilo art decó crearon una fusión enigmática con las siluetas fluidas y arquitectónicas presentes en todo el desfile . Esta tendencia, combinada espectacularmente con diferentes estampados y una paleta de colores de ensueño mostró una faceta de la maison francesa sin precedentes.
¿La estrella del show? Hudson Kroenig, modelo de 4 años y protegido de Karl Lagerfeld, quien ha conquistado las pasarelas de Chanel y parece tener un futuro prometedor en el mundo de la moda.
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